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22 febrero 2007

Con Kafka y a la ópera

POR VÍCTOR CHARNECO (publicado en la edición de ABC de Valencia)

Muchos particulares tienen inquietudes literarias a las que no saben cómo enfrentarse. Para ayudarles en su pulso con las musas, varios escritores han creado Hotel Kafka, un centro de formación que ayuda a eliminar los bloqueos creativos. Algo parecido a lo que persigue la campaña La ópera anda suelta, con la que los programadores del Teatro Real pretenden acercar el género mayor a quienes nunca se han atrevido a abordarlo. Y para los que busquen un concepto nocturno distinto, el Café La Palma, que desarrolla en Madrid el clubbing anglosajón con una oferta rica y variada.
Cursos para escritores aprendices
Franz Kafka es uno de los ejemplos más impactantes de la arrebatadora verdad de la literatura. Desde muy joven invirtió los espacios libres de su plúmbea existencia de oficinista en un esfuerzo de creación al que, sin tregua ni súplica, no podía sustraerse. A su muerte dejó una firme herencia de literatura renovadora, de la que nada sabríamos sin la traición de Max Brod, que obvió su compromiso de quemar todos los legajos de su amigo y nos abrió las puertas de una nueva realidad literaria. Kafka acostumbraba a repetir que la literatura "es siempre una expedición a la verdad", y siguiendo su nombre ahora es posible adentrarse en los vericuetos de esta pasión irrefrenable.
Porque desde hace poco está funcionando en Madrid Hotel Kafka, un invento de escritores para ayudar a quienes quieren llegar a ser escritores. La idea no es nueva, pero sí el enfoque; son frecuentes las escuelas de escritura, orientadas a encauzar la vocación creativa de los ciudadanos, pero hasta ahora nunca un grupo de literatos se había embarcado en la aventura de reclutar nuevos autores. Así, grandes realidades de las letras españolas, como Eloy Tizón, Martín Casariego, Rafael Reig, o Isaac Rosa han abierto en la calle Hortaleza un lugar al que uno puede acudir en busca de los mecanismos necesarios para extraer de sí las palabras que le habitan. El objetivo es no sólo acometer prácticas capaces de generar habilidades narrativas en diferentes campos, sino también ofrecer un plus de formación al recibir, de manera personal, la experiencia de la creación y los consejos de autores prestigiosos y acreditados.
Hotel Kafka, por tanto, nace como un lugar en el que recibir formación literaria en áreas tan dispares como la del relato o el guión cinematográfico, pero no se contenta sólo con eso, sino que, además, habilita otros servicios profesionales relacionados con este área de conocimiento. No en vano, además de recibir cursos (algunos concentrados en los fines de semana, para los interesados en la escapada) y de alquilar sus salas para presentaciones y encuentros, es posible solicitar informes de lectura a sus expertos (que evalúan la novela o relato que el particular ha escrito en la soledad de su casa), servicios de corrección ortográfica (que incluyen también la supervisión de elementos no estrictamente literarios, como páginas web, campañas de publicidad o traducciones) e incluso asesoría jurídica (con la que cerciorarse de la correcta gestión de los derechos de autor, contratos de publicación, etcétera)
Es difícil saber si estas escuelas son capaces de formar verdaderos escritores o sólo se limitan a reproducir pequeños émulos de Kakfa, Joyce o Cela, pero es indudable que cumplen con una función de adiestramiento en los códigos del lenguaje imprescindible para cualquiera que aspire a vivir de la escritura. El esfuerzo es difícil y la aventura insondable, pero decía Kafka que si el libro que leemos "no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo? Un libro tiene que ser el hacha que rompa nuestra mar congelada". ¿No les parece un desafío hermoso? Pues a ello.
Clubbing en
La Palma
Metido en Malasaña, pero con una clara vocación extraterritorial, encontramos el Café La Palma (La Palma, 62), un local que desde hace diez años potencia en Madrid el clubbing, bajo el perfil de un espacio integrador que aglutina un poco de todo. Se trata de un establecimiento amplio, que cumple con los requisitos básicos del bar de toda la vida (cafés, cervezas o vinos) pero que no se para ahí, sino que incluye también una amplia "jaima" árabe en la que charlar al ritmo del chill out y una sala de conciertos de vocación multiusos.
El concepto que desarrolla este café es el de los clubes de la cultura anglosajona (los creadores del clubbing), a los que uno puede asistir durante toda la semana, con la seguridad de que siempre va a encontrar una actividad distinta y estimulante. De algún modo, son lugares centrados en la primera copa, y que sólo tras la tregua posterior a la cena evolucionan hacia la actividad nocturna más intensa, con sesiones de DJ´s famosos y conciertos. Antes de eso, es posible disfrutar de las exposiciones que cuelgan de sus paredes, de las presentaciones de libros y fanzines que acoge en la media tarde e, incluso, de los cuentacuentos que, contra todo pronóstico, son una de sus actividades más frecuentes.
Pero no hay que descuidar que la principal vocación del Café de la Palma es la música, con la que vive un idilio intenso y mestizo. Con un cuidado calendario de conciertos y sesiones, sus programadores van mezclando los estilos, de modo que es sencillo encontrar en la sala a los fanáticos de la música electrónica conviviendo con los apasionados por la bossa-nova, el latin jazz o el hip hop. Eso sí, todos ellos con la certeza de que la evolución de la fiesta deriva siempre hacia la pista de baile pura, con la que los dueños del local contentan a quienes no están dispuestos a marcharse a la cama antes de haber agotado todas las horas de la madrugada.
La Ópera sale
a la calle
Tradicionalmente, la ópera ha sido considerada un género caro y difícil de entender, diseñado para las élites intelectuales y con una limitada capacidad para conectar con el ciudadano medio. Un concepto muy riguroso y contra el que luchan los profesionales de este medio, pero que estaba fundado en largos años de mala conexión entre ambas esferas.
Para aliviar esta separación y romper las barreras con el público menos específico, el próximo sábado, 24 de febrero, el bel canto derriba la puertas del Teatro Real que, diez años después de su reapertura y en el marco de las Jornadas Europeas de la Ópera, ha puesto en marcha la iniciativa La ópera anda suelta, una idea sencilla y aperturista. El concepto es simple pero innovador: desde las 12 del mediodía y hasta las 10 de la noche, la Plaza de Oriente se convertirá en un escenario abierto y atípico por el que irán pasando divos de la escena clásica, proyecciones de óperas en pantalla gigante y hasta un sorteo de entradas para disfrutar de una butaca en el gran centro lírico de Madrid.
El objetivo es quitar trascendencia a un género que ha pagado las carencias educativas del sistema, y propiciar un acercamiento que despierte el interés del individuo de la calle.

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