«Los jóvenes cada vez leen más pese a lo que digan los tontos o los políticos»
«La literatura es el modo de transmitir y conservar lo que hemos aprendido a lo largo de la historia sobre nosotros mismos»
LA OPINIÓN DE ZAMORA -
A pesar de ser uno de los escritores españoles de referencia, este asturiano vislumbra con humildad su propia obra y percibe la literatura como la herramienta con la que difundir emociones, propias y ajenas. Tanto es así que tiene más que claro que el día en que deje de sentir mientras escribe se alejará de la profesión. Disfruta hablando de su trayectoria con sus lectores más jóvenes ya que no hay quien le aleje de la idea de que «cada día se lee más» TANIA SUTIL. - ¿Desde qué óptica mira la literatura?
- Es la forma en la que organizamos nuestra experiencia. Si tienes que contar una fórmula matemática, empleas una ecuación; si quieres transmitir una melodía, utilizas un pentagrama; la narración es también un lenguaje específico para transmitir una información determinada, que es la emocional. Lo que sabemos de las emociones es gracias a la narración y se nos ocurren en todos los momentos de la vida diaria. Cada sentimiento tiene detrás una historia y una estructura narrativa cuyas emociones comprendemos a través de las palabras. La literatura es la forma de transmitir y conservar lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de la historia sobre nosotros mismos.
- La Biblioteca Pública organiza encuentros literarios con escolares desde 2002, en el marco de un plan de fomento de la lectura dirigido a los más jóvenes. ¿Es cierto que las nuevas generaciones no saben lo que es un libro?
- Todo el mundo dice que los jóvenes no leen pero yo cada vez que asisto a un colegio me sorprenden mucho, leen muy bien y ellos son mejores lectores que yo escritor, sin lugar a dudas. A estos chicos zamoranos les he hablado de mi vida y cuál es mi manera de ver la lectura para transmitirles la emoción que a mí me produce leer novelas. Yo veo mucho entusiasmo en ellos y hacen unas preguntas muy inteligentes. Este tipo de encuentros literarios me parecen una auténtica maravilla porque es una oportunidad excepcional para conocer a los lectores. Les gusta saber que el autor de los libros que leen son seres humanos normales que nos fumamos un pitillo y nos tomamos una caña. Es gente que comete errores y que no está hecho de ninguna otra pasta diferente. Si cualquier persona dedicara toda su vida a escribir un libro, lo conseguiría. El escritor lo que hace es focalizar los esfuerzos hacia ello.
- ¿Pueden los grandes éxitos literarios subirse a la cabeza de sus autores?
- No tengo ni idea porque yo no he triunfado (risas). En mi caso mi riesgo es mínimo pero, desde luego, no estaría mal eso de ganar millones, estar rodeado de guapas señoritas, vivir en hoteles de lujo... no me disgustaría pero lo veo complicado, sinceramente. Lo que sí es cierto es que hay gente que pierde el sentido de la realidad y, una vez que triunfan, dejan de tener cosas que decir porque empiezan a vivir fuera del mundo real. Su obra se vuelve una cáscara vacía al no tener contacto con la realidad.
- "Sangre a borbotones" fue declarada como una de las cinco mejores novelas del año 2002. ¿Le dejó el listón demasiado alto?
- No, porque yo creo que existen dos tipos de escritores: los que escriben siempre la misma historia y cada vez mejor, y los que escriben siempre de una manera diferente. Yo soy de esta segunda clase, todas mis novelas son distintas.
- ¿Qué poder de atracción ejerce sobre usted la novela negra, a la que tanto recurre?
- La novela negra tiene una comunicación directa con el lector muy grande porque se siente muy cómodo, lo lee con gusto. Resulta una forma de comunicación rápida con ellos porque entras en un diálogo de una manera mucho más sencilla que otro tipo de fórmulas.
- ¿Llevaría a la gran pantalla alguna de sus novelas publicadas?
- Yo no llevaría ninguna al cine porque son todas muy narrativas y la gracia está en la lengua pero, de tener que hacerlo, llevaría mi primer obra: "Esa oscura gente", que versa sobre un joven de la ultraderecha.
- ¿Qué futuro le augura a la industria de la novela?
- A la novela le veo un buen futuro porque hay grandes narradores muy jóvenes, algunos incluso más que yo... (risas) y la gente cada vez lee más pese a lo que digan los políticos y los tontos. Nunca se ha leído tanto aunque a lo mejor no lo que los políticos o intelectuales quisieran, pero se lee sin parar y la novela sigue siendo la principal forma de aprendizaje emocional y de diversión. Cuando viajo me doy cuenta de que la mayor parte de la gente ni siquiera se pone los cascos, opta por tener un libro en la mano.
- ¿Le tienta la actualidad política o social para convertirla en centro de alguna de sus futuras novelas?
- Ahora mismo estoy haciendo una novela de espías ambientada en Jordania y que tiene que ver con el tema palestino.
- Nuevas tecnologías: ¿enemigas o aliadas de la literatura?
- No estorban pero tampoco creo que ayuden.
- Usted tiene un blog...
- Sí, lo tengo. Antes una novela la escribía en mi vieja olivetti, y luego había que cortar, pegar, pasar a limpio... era una trabajo físico y mecánicamente muy duro mientras que ahora es muy fácil escribir una novela mala en tres meses.
- ¿Teme a que llegue el día en que se levante por la mañana sin ideas con las que iniciar nuevos proyectos?
- No es obligatorio ser escritor. Si llega un día y me puedo dedicar al tráfico de brasileñas, cambiaría de profesión y no pasaría nada, no me sentiría en absoluto frustrado. Yo no soy un escritor profesional y si no tuviera idea o ganas, sin problemas porque no me siento obligado. Cervantes escribió muy pocas novelas, estuvo treinta años sin ejercer y sólo escribía de vez en cuando.
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